Dedicado a mi querido amigo Pato Antognini

 

Estoy tomando mate en mi casa rodante, disfrutando de una mañana tranquila de mi viaje por Perú. Pronto saldré de las sierras, frías y solemnes, y seguiré camino hacia la selva, rica en diversidad. Esta noche es el cumpleaños de Pato, uno de mis mejores amigos, que vive en Buenos Aires, su ciudad natal.

Pato citó a sus amigos a eso de las 21.00 hs. en su casa para comer un asado y celebrar sus 30 años. Estoy pensando qué regalo llevarle. Creo que a él le gustaría una zampoña, el instrumento musical andino por excelencia. Aunque también me gustan esos ponchos gigantes que venden aquí, hechos con lana de alpaca, coloridos y bien elegantes. Lo que sí es seguro, es que voy a llevar una botella de pisco para compartir.

Ya descargué la aplicación, la Teleapp. Ahora estoy completando mis datos personales y tengo que terminar de ver las cinco 5 publicidades de 30 segundos cada una, que promocionan: marcas de ropa, tarjetas de crédito, aplicaciones de deliverys, líneas aéreas y clases de inglés online.

Una vez que acepte todos los permisos que requiere la Teleapp para funcionar, tales como saber “mi ubicación” y el “acceso a mi galería multimedia”, ya podré programar la teletransportación a la casa de Pato esta noche a las 21.00 hs. La reserva estará completa al firmar con mi huella dactilar, apoyando el dedo pulgar en el sensor de mi teléfono.

Le avisé a Pato que puede que llegue unos minutos tarde a su cumpleaños, pues la versión gratuita de Teleapp puede tener un retraso de hasta media hora, debido a la congestión que generan los miles y miles de usuarios que se teletransportan al mismo tiempo.